lunes, 22 de junio de 2009

Manuel José Otala

“SIEMPRE SOÑÉ SER CARNICERO”

La carnicería “Parsin”, la cual tiene aproximadamente 60 años de historia, nos ofrece variados productos a los mejores y más baratos precios.

La prosperidad del barrio Franklin, se remonta en el año 1847, fecha en que se construyó el Matadero, y que cesó sus funciones en 1970. Hoy sólo lo recuerdan más de cien carnicerías con muchas historias que se ubican en un recinto techado y ofertan al público a precios muy convenientes.

Existen muchas profesiones, ya sean técnicas o profesionales. Está claro que pocos nacen anhelando ser carnicero, sin embargo, la experiencia de Manuel José Otala y su familia es muy diferente. Apenas ingresé al matadero y entré en la zona de las carnicerías, me llamó la atención el robusto don Manuel, quien con su 1,70 m de estatura y su cuerpo corpulento es como el “prototipo” de un carnicero. Con un hablar afable y hasta tímido, nos contó muchas cosas.

Desde hace 40 años trabaja en la carnicería “Parsin”. Llegó como limpiador cuando aún vivía,Custodio Herrera, el dueño del lugar y quien años después sería su suegro. “Empecé barriendo los patios, de muchas carnicerías y locales de alrededor. Después ingresé aquí y mirando a mi suegro y a muchos otros carniceros aprendí, todo lo que sé ahora”





Su esposa quien falleció hace dos años, pasó a ser la dueña de este lugar, luego de la muerte de su padre y ahora Manuel junto a sus dos hijas, María y Luisa Otala, han sacado adelante esta particular carnicería de Equino, “Como anécdota te puedo contar que yo era jinete, esa era otra de mis grandes pasiones, y ahora tengo llena la cámara frigorífica de carne de caballo, es decir mis dos pasiones están dentro de esta carnicería” sonríe, Manuel mientras me comenta de su experiencia.

“Siento que de siempre soñé ser carnicero, hoy soy muy feliz en mi trabajo junto a mi familia y, si me dieran a elegir, no me hubiese gustado ser otra cosa. Me encanta trabajar con las carnes. Es, sin duda mi gran pasión”, me cuenta Manuel.

Las casi dos horas que estuve dentro de su carnicería, pude ver que toda su clientela es variada, pero tienen en común una cosa: todas saben cual es el tipo de carne que se vende.

Su fiel compañero, es su afilado cuchillo de acero, que lo acompaña a todas partes. “Si la carne es buena y tú la cortas mal, no vale nada. La carne siempre hay que saber cortarla si no, la carne es mala”.

La experiencia de Manuel en carnes ha hecho que, sin duda, hoy disponga,de muchos otros negocios, y que haya podido viajar por muchas partes del mundo, junto a su esposa, gracias a las ganancias de su “querida” canicería “Parcin”, que según me concluye, “Mi sueño es que esta carnicería, pase de generación en generación, para mis hijas, y ojalá mis nietos”.

Carnes Bilbao
Churrascos King

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