EL EPICENTRO DEL CUERO Y CALZADO
En el Barrio Franklin, por las calles Chiloé y Victoria, es donde hace más de tres décadas se instalaron artesanos y productores de zapatos, carteras e insumos de cuero.
En la primera avenida, hace más de 34 años, se emplazaron los talleres que maquilaban para la empresa Gilioli, que hacía las carteras, billeteras y maletines de cuero para la empresa Gucci en Chile. Partieron cinco fabricantes, Hernán Gutiérrez, Pedro Águila, David Hernández, Daniel Franco y Silvio Domínguez, los cuales en esa época les dieron trabajo aproximadamente a unas 120 personas.
En el año 1973, la compañía terminó todos los contratos y a los artesanos no les quedó otra alternativa que independizarse y vender directamente sus artículos. "Poco a poco arribaron otros comerciantes que hoy comprende 22 locales, que tienen una producción de 1.200 carteras de cueros mensuales, actualmente se está logrando hacer un barrio orientado a nuestro rubro, que es el cuero", indica Raúl Vásquez, uno de los empresarios del sector.
A pocas cuadras de distancia, de la calle Victoria, hay otro polo orientado a la venta de calzado e insumos para esa industria. Se gestó aproximadamente hace 35 años con la aparición de las primeras suelerías, a las que luego siguieron los locales que comercializaban insumos.
A fines de los años 90 algunos de estos comerciantes dieron un paso más allá y se diversificaron a la venta de calzado terminado, lo que se estima que en calle Victoria hay unas 40 tiendas.
Hoy el sector esta formado por curtidurías, fabricas de calzado y de marroquinería, y las diversas empresas que las proveen. Existen aproximadamente 2.000 unidades productivas, en su mayoría pequeñas y artesanales, que generan alrededor de 10.000 puestos de trabajo
Luis Arancibia Escudero, quien lleva 30 años como trabajador artesanal, en la tienda “Mary” de calle Victoria, fabrica 300 pares de zapatos cada mes en un taller ubicado en el sector del barrio. Con una decena de máquinas para coser, troquelar, armar y darle acabado a los zapatos y 30 trabajadores, operarios y maestros, Luis recuerda cómo hace diez años hacía entre 700 y 800 pares de zapato a la semana, “pero con la oleada de comerciantes chinos que ingresaron al país con sus zapatos baratos, de material sintético y baja calidad nos han hecho la competencia a los fabricantes nacionales, disminuyendo la venta de nuestros buenos productos”. Comenta Arancibia.
Con esta situación, se ve que muy fuerte ha afectado la crisis al rubro del cuero, específicamente a los fabricantes de éstos, ya que en los últimos años, con la llegada de productos traídos desde Asia específicamente, han visto caer su producción en casi un 90%. Con esta situación los comerciantes del barrio han estado obligados a ofertar al público, con venta de calzados y productos de cuero, todo para levantar el alicaído comercio nacional que se ha visto afectado con la llegada de los zapatos chinos importados.
Luis Arancibia explica que “si hace tres años un fabricante nacional de calzado producía al mes cerca de 4 mil pares, en la actualidad esa cifra bajo a unos 300. Esto a obligado a mucho empresarios del sector a recorrer las calles de las principales ciudades del país para comercializar sus productos y ofrecer zapatos de buena calidad, hecho de cuero y de finas terminaciones”
“La caída en la industria se produjo aproximadamente hace unos cuatro años, luego del boom de insumos chinos, los cuales tienen menor costo de manufactura, por lo tanto un menor precio en su venta”, dice Luís.
En Chile actualmente, el costo promedio por hacer un calzado de cuero masculino es cercano a los $12 mil pesos, precio que subiría un 40% al ser vendido. En el caso del calzado femenino su precio es cercano a los $7 mil, para ser vendidos a $12 mil pesos, en cambio un zapato chino tiene un precio de venta aproximado de $ 10 mil pesos, aunque, según los vendedores, éstos difieran mucho en calidad con el producto nacional, las personas los prefieren por sus bajos precios y sobre todo en años de crisis económica mundial.