martes, 23 de junio de 2009

GRAN OFERTA CULINARIA SE DA CITA EN LOS PASAJES DEL PERSA BÍO-BÍO


Pasando por Italia con una variedad de pizzas, por México con unos ricos burritos y por algunos países tropicales con exquisitos jugos de fruta natural, hasta llegar a los platos más típicos chilenos, es la gran diversidad gastronómica que se puede encontrar cada fin de semana, en un recorrido por las calles de este tradicional sector de Franklin.

Es habitual pasear por el persa y escuchar una gran variedad de ofertones, aunque esta vez haremos caso omiso a la oferta de zapatillas, perfumes o artículos electrónicos, sino que nos referiremos al comercio de aquello que satisface más que esa tan esperada prenda de vestir o esos entretenidos juegos de play station, la gastronomía popular. No por nada existe el proverbio “guatita llena, corazón contento”.

Comencé mi recorrido y lo primero que escuché es: “pizzas dos por luca”. Es un carro con adaptación para un horno. Su dueña Paulina Jorquera, vendedora hace 3 años en este carrito de pizzas, empanadas de pino y queso, además de anticuchos, señala que “antes sólo vendía sándwich de potito, ahora hay de todo hasta arrollado primavera”. Esta comerciante enfatiza que “hasta en la comida hay que ponerse a la moda”. A pesar que esta vendedora no posee ningún permiso sanitario o municipal enfatiza que “el no tener autorización no significa que la comida que vendo sea sucia o con poca higiene, nunca ha llegado alguien a reclamarme por algún dolor de estomago o por enfermedad, todo lo contrario los clientes regresan una y otra vez a comprarme empanadas o pizzas”.

Al observar por unos minutos desde el frente de su pequeño negocio, pude apreciar que los clientes eran muchos, además que disfrutaban con ansias del trozo de pizza o de la empanada, y lo mejor a un precio bastante económico.

Al seguir recorriendo y para acompañar el trozo de pizza, me encuentré con un carro de supermercado, el cual tenía adaptado un exprimidor de naranjas y su oferta era “a 500 la vitamina”. Esta vez era una ciudadana peruana que no quiso revelar su identidad, sólo mencionó que ganaba entre 20 a 30 mil pesos diarios “no hay nada más rico que un jugo de naranja natural, para vitrinear por los galpones del Bío Bío”. Claramente sus clientes eran muchos, y no tan sólo se tomaban un vaso, sino que regresaban por otro. Según la vendedora el secreto era la preparación a la vista del cliente, y la verdad que al probarlos, los jugos eran bastante ricos.

Continuando el camino por estos históricos pasajes y calles que dividen a los diferentes persas de este barrio, la diversidad de carros y Pica´s para comer son variados, y a medida que pasa el tiempo se incrementan los nuevos productos que se ofrecen. Los anticuchos, los arrollados primavera, burritos, los jugos con diferentes frutas naturales como mango, piña, chirimoya, etc.

Según Rodrigo Díaz, vendedor de anticuchos hace dos años en este sector, comenta que “lo que se vende ha ido variando, porque antes vendía sólo caramelos y galletas y el negocio no rendía mucho, ahora que vendo anticuchos me llevo más platita para la casa”. Este comerciante vende a 300 pesos cada anticucho y su clientela era bastante, ya que cada diez minutos llenaba su parrilla. “Cuando está bueno me llevo 30 lucas pa• la casa y cuando no hay mucha hambre o no hay platita me llevo diez", cuenta este vendedor de anticuchos.

Al parecer a los clientes de estos diversos puestos y carros no les interesa las normas de higiene y de salubridad, lo único que les importa es saciar su apetito y disfrutar de empanadas, anticuchos o pizzas, mientras recorren una y otra vez los distintos pasajes de este tradicional persa comercial.

Sin embargo, además de la "comida ambulante", como se le denomina a los carritos, también existen diversos restaurantes con prestigio y trayectoria que vale la pena visitar en este popular barrio.

El Escorpión

Don Carlos


Donde La Laurita




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